Las exportaciones de Mendoza cayeron 2% en el primer semestre y arrastran una crisis de 12 años. El vino, que concentra el 47% de lo enviado al Mundo.
Los datos de la contracción exportadora de Mendoza que se viene registrando en los últimos 12 años surgen del último informe de coyuntura del primer semestre del año de la Fundación Mediterránea.
La retracción del comercio internacional de Mendoza se produce en un contexto de relativa mejora a nivel nacional, donde el país experimentó un incremento en el mismo porcentaje durante el primer semestre.
La coyuntura subraya un problema estructural que se arrastra en la provincia, cuya competitividad sigue siendo limitada debido a que Argentina aún es percibida como un país "caro", incluso después de la reciente suba del 15 % en la cotización del dólar oficial, destaca el trabajo del IERAL.
El panorama de la primera mitad de 2025 es la manifestación reciente de una dinámica que ha marcado la economía exportadora mendocina por largo tiempo. Analizando la trayectoria en los últimos doce años, las exportaciones vienen consistentemente en baja. A lo largo de este periodo, los precios promedio de exportación han disminuido en todos los grandes rubros, lo que agrava la situación, aunque las cantidades han mostrado comportamientos dispares (leve crecimiento en productos primarios y fuerte, aunque de baja incidencia, en combustibles).
La estructura exportadora provincial sigue fuertemente anclada y dominada por el sector vitivinícola, que por sí solo concentra el 47% del total de las exportaciones. El estancamiento nacional y la reciente caída del consumo mundial de vinoshan limitado seriamente el desempeño de este rubro, impactando negativamente tanto en precios como en volúmenes. Los datos confirman la gravedad de la situación sectorial: en los últimos doce años, las exportaciones vitivinícolas han disminuido un 42%, y en la primera mitad de 2025 retrocedieron un 3 %.
Un análisis más detallado revela que los vinos varietales fraccionados (Malbec y otros), que representan el 75% de las exportaciones vitivinícolas, han venido perdiendo fuerza desde su máximo de cantidad en 2010 y de valor en 2014. Comparando 2025 con nueve años atrás, la cantidad exportada se redujo un 28% y los precios un 22%, evidenciando una tendencia decreciente en ambos indicadores.
Por su parte, los mostos, que constituyen el 11% de las exportaciones vitivinícolas y cuyo volumen oscila en función de equilibrar los precios del vino tras las cosechas, experimentaron una disminución en el primer semestre de 2025, aunque no en cantidades, sino en precios.
Fuera del ámbito vitivinícola, otros rubros presentan escenarios más complejos y fragmentados. El sector frutícola y hortícola, que incluye productos primarios como hortalizas (principalmente ajos) y frutas frescas (peras, duraznos, ciruelas), enfrenta problemas de baja rentabilidad y productividad.
Las frutas frescas han mostrado una recuperación en los últimos dos años tras un periodo de caída, mientras que las hortalizas exhiben una tendencia oscilante y generalmente negativa.
A pesar de estas dificultades generalizadas, el informe de la Mediterránea destaca que existen casos de productores que han logrado crecer mediante la innovación, el uso de tecnología, la organización comercial y el enfoque en nichos específicos.
En la agroindustria (excluyendo vinos y mostos), las hortalizas preparadas (como las papas procesadas) muestran un crecimiento sostenido en la última década. En contraste, las frutas secas, a pesar de un repunte en 2025, mantienen una tendencia negativa de largo plazo.
Respecto a la "Otra Industria", los plásticos (específicamente el polipropileno) han ganado un protagonismo creciente, aprovechando el petróleo procesado localmente. Sin embargo, la metalmecánica perdió relevancia tras una fuerte caída en 2014 y el futuro incierto de IMPSA agrega dudas y retracción.
Finalmente, el rubro de combustibles, si bien sorprendió con una suba en los últimos años, enfrenta un panorama desalentador debido a la disminución de la extracción petrolera y el retiro de la principal operadora nacional de Mendoza, limitando significativamente las chances de crecimiento futuro.
Las perspectivas de recuperación para las exportaciones de Mendoza aparecen condicionadas por factores estructurales y, sobre todo, macroeconómicos.
Según la Mediterránea, tras la reciente inestabilidad, los pronósticos indican que, si la economía se estabiliza, el dólar tendería a no encarecerse fuertemente, manteniéndose al ritmo de la inflación y por debajo de su promedio histórico.
Esto tiene una consecuencia directa y preocupante para la competitividad: los costos argentinos se mantendrían altos en dólares.
El informe destaca que para mitigar este efecto, se considera esencial la acción gubernamental para reducir costos impositivos, regulatorios y laborales, además de ampliar la apertura comercial para facilitar el acceso a tecnología y equipamientos.
A nivel empresarial, la competitividad futura dependerá de mejorar la productividad, lo cual inicialmente podría implicar producir lo mismo con menos trabajadores, pero que inevitablemente debe transicionar hacia mayores inversiones en capital y tecnología.
Las exportaciones totales de Mendoza permanecen ligadas a un producto clave (el vino) cuya demanda global está en retroceso, a un rubro energético con perspectivas limitadas y a sectores agroindustriales que requieren una urgente mejora estructural.
Para la Mediterránea, el "vaso medio vacío" muestra los altos costos en dólares y la menor demanda mundial de vinos, principal elemento exportado de Mendoza. El "vaso medio lleno" abre la posibilidad de que una economía más estable mejore la previsibilidad, abriendo camino a las inversiones necesarias para elevar la productividad y, finalmente, favorecer la competitividad mendocina.